Existen numerosos factores que influyen sobre el consumo tanto genéticos, ambientales como nutricionales. Es ampliamente conocido el efecto sobre la reducción del consumo de pienso al incrementarse la temperatura ambiente por enzima de los 20-25ºC, siendo mucho más marcada cuando:
- Se superan los 30-35 ºC, y durantes periodos prolongados.
- Junto a humedades relativas elevadas, (Temperatura ambiental efectiva o efecto bochorno).
- Con deficientes instalaciones de ventilación-refrigeración, que mitiguen la sensación de calor.
- Con grandes fluctuaciones (> 10ºC) entra o entre días.
- Para compensar la reducción de consumo de pienso, podemos aumentar su valor
nutritivo, incrementando su contenido energético con la adición de grasa.
Asimismo existe el efecto extracalórico de la menor producción de calor metabólico
y una mejor palatabilidad del pienso. El límite tecnológico de inclusión será
de un 4-6% para una buena granulación y fluidez del pienso. Habrá que utilizarse
grasas de calidad y correctamente estabilizadas, que no se oxiden y enrancien
el pienso.
- Dietas bajas en proteína producen menos calor metabólico, por tanto puede
ser interesante reducir 1-2 puntos la proteína del pienso con el uso de aminoácidos
sintéticos. Sin embargo no hay que olvidar el contenido de otros aminoácidos
esenciales no suplementodos como por ejemplo la valina y los aminoácidos ramificados.
- Sin perjuicio del estreñimiento1, el limitar la inclusión de fibra
en la dieta permite aumentar su digestibilidad, concentración energética y
reducir la producción de calor metabólico por su fermentación.
- Otros nutrientes como los macro y micro minerales y las vitaminas,
también podrá ajustarse al menor consumo o con el fin de paliar el estrés
metabólico por el calor; siendo de especial interés el fósforo, bicarbonato
y las vitaminas C y E. También pueden utilizarse distintos aditivos con este
fin, o de mejorar la digestión o apetencia del pienso.
- Es importante utilizar materias primas de calidad y apetecibles.
Se evitarán aquellos subproductos de composición variable y con mayor riesgo
de alteraciones en su calidad. Por tanto se primarán los cereales y la soja,
pudiendo además incorporar productos de alto valor nutritivo y apetecibles
como la harina de pescado (2-4%), melaza2 (2-6%) y otras.
- La presentación del pienso en granulado permite dietas más concentradas
en grasa y melaza. Siendo además mejor la conservación del pienso granja,
y el consumo y aprovechamiento por el animal.
- Aumentar el número de comidas y realizarlas en las horas más frescas
del día. Al repartir la dieta diaria en un mayor número de comidas más pequeñas,
estimulamos más veces al día el consumo de la cerda, evitamos saciar en exceso
a la cerda en cada comida y se produce menos calor metabólico de su digestión.
Diferentes autores han descrito aumentos de un 10-15% del consumo al pasar
de 2 a 3 e incluso 4 comidas al día. Asimismo deben realizarse en las horas
más frescas del día, hasta las 6-8 de la mañana y a partir de las 8-10 de
la noche.
- También hay que realizar un excelente manejo del pienso y los comederos,
procurando ajustar la cantidad suministrada en cada comida para su consumo
en las 1-2 horas posteriores y retirando los restos evitando que fermenten3.
- En los sistemas de alimentación húmeda se observan incrementos del
consumo de materia seca en cerdas lactantes del 15-30%. Por tanto, en granjas
grandes y zonas muy calurosas podría ser interesante instalar dicho sistema
de alimentación4. Sin embargo con un manejo correcto puede suministrarse conjuntamente
agua y pienso en una ratio de al menos 2:1.
- Hay que evitar un plano de alimentación alto durante la gestación,
que suponga cerdas más engrasadas en el parto con mayor riesgo de muerte por
calor y menor consumo de pienso durante la lactación.
- No hay que olvidar la gran importancia del consumo de agua tanto en cantidad, calidad como frescura. Recordemos que la ingestión de pienso está estrechamente relacionado con el de agua, siendo en cerdas de alrededor de 5 litros por kilo de pienso. La frescura del agua es muy importante, pudiéndose doblar su consumo entre temperaturas de esta de 26 a 10 ºC. Por último también hay que considerar que en épocas de calor el consumo de agua puede incrementarse hasta un 50% para ayudar a reducir el calor corporal al eliminarla por la orina.
Así lo ve Imasde